viernes, 3 de octubre de 2014

El aborto en el mundo

Una manifestación en contra de la ley del aborto de Gallardón
/ cuartopoder.es
El ya ex ministro de Justícia, Alberto Ruiz Gallardón, es el primer gobernante del PP que ha caído esta legislatura, un hecho que parecía difícil en el partido. El aborto le ha matado como ministro. Quería volver a una ley de 1985 y reformar la ley que el PSOE de Rodríguez Zapatero aprobó en 2010. Le ha acabado saliendo el tiro por la culata.

Gallardón pretendía que las mujeres sólo pudieran abortar en caso de anomalías fetales que provocaran un daño psíquico a la futura madre o un grave peligro para su vida. El anteproyecto de ley también decía que el informe médico conforme una mujer podía abortar tenían que realizarlo dos profesionales distintos. El informe apuntaba también que el límite para abortar en caso de violación era de 12 semanas, y para el resto de casos, de 22. Y todo esto, explicado en pasado, ya que Mariano Rajoy ha decidido, seguramente empujado por la presión social, que el anteproyecto de ley se elimine. Como consecuencia, Gallardón ha presentado su dimisión.

Mirando fuera de las fronteras y jurídicamente hablando, el aborto libre -aquel que se lleva a cabo de forma legal bajo cualquier circunstancia en servicios sanitarios públicos gratuitos- se produce en gran parte del planeta. Sin embargo, esta interrupción voluntaria del embarazo está sujeta al ordenamiento jurídico vigente en cada país, y por lo tanto, depende de la ley o leyes que se ordenen en éste. La mayoría de los países del hemisferio norte, que se caracterizan por ser más avanzados respecto al resto (económicamente, tecnológicamente, socialmente, etc), permiten el aborto en cualquier circunstancia antes de plazos establecidos. Dichos plazos suelen variar ligeramente de una región a otra.
Así pues, la gran mayoría de países del mundo son gobernados por leyes que, o permiten el aborto por razones sociales amplias, como la soltería de la madre y problemas económicos; o lo permiten por petición propia, por lo general dentro del primer trimestre. Otros países, en cambio, son más estrictos y solo lo permiten cuando la vida de la madre o del bebé corren peligro. 

Además, muchas veces en estos países donde el aborto es libre las leyes insisten en la necesidad de la autorización de los padres en el caso del embarazo de una mujer menor de edad, o requieren un período de espera hasta de una semana o permiten que los médicos se nieguen a poner fin a un embarazo si alguno de éstos pone alguna objeción. 


Mapa mundial sobre las legislaciones del mundo sobre el
aborto / investigadoresyprofesionales.org

Así pues, el aborto depende de la ley que se imponga en cada país y, en consecuencia, la situación legal actual no es una indicación verdadera de su práctica o disponibilidad, pues existen ciertos matices legales que varían de una comunidad a otra. Bien es cierto que durante los últimos 15 años, las leyes referentes al aborto se han liberalizado en muchos países, por ejemplo en España, para combatir los índices elevados de abortos ilegales, con sus complicaciones consecuentes, y como reconocimiento del derecho que tiene la mujer de ser dueña de su cuerpo. 

Un dato curioso es que, aunque la cantidad de abortos inducidos que se practican en el mundo es estable, es decir, no varía mucho al largo de los años, aumentan los que se producen bajo riesgos sanitarios o médicos, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

No obstante, no todos las regiones han optado por este tipo de restricción por “plazos”. Otros países europeos, como Irlanda, Finlandia, Polonia o Reino Unido se decantan por una ley de supuestos, como cuando la vida de la madre corre peligro, violación, incesto o anormalidad del feto entre otros. En el caso de Reino Unido, el aborto está permitido hasta la semana 24 del embarazo en caso de riesgo para la salud física o psíquica de la mujer o problemas socioeconómicos, y sin límite temporal en caso de grave riesgo o malformaciones del feto.

Actualmente, las leyes sobre el aborto europeas son muy dispares y en la gran mayoría de puntos del mundo es aún ilegal. Según la “Legislación sobre el aborto en el mundo” (2009), el número de abortos en todo el planeta es de unos 46 millones de los cuales 26 se realizan en países donde el aborto está legalizado y los 20 millones restantes se efectúan en condiciones de ilegalidad.

Aunque también hay sitios dónde todo es más negro. En diferentes países europeos el
Manifestación contra el aborto en Uruguay / AP
aborto está prohibido y penado. En Malta las mujeres no pueden abortar bajo ningún concepto y la interrupción del embarazo, prohibida por ley, puede acarrear de 18 meses hasta 3 años de prisión. También con leyes arcaicas se presentan el Vaticano y Andorra donde está totalmente prohibido llevar a cabo el aborto aunque no está penado con cárcel.

Malta es el ejemplo más duro de todo el continente pero no es el único a nivel mundial. El Salvador, Nicaragua, República Dominicana y Chile también penan con prisión a las mujeres que aborten. Echando la mirada en Europa se puede ver que países como Irlanda o Polonia permiten abortar pero siempre que haya una causa justificada de forma contundente: si la vida de la madre está en riesgo, si hay signos de violación o si las pruebas prenatales enseñan una alta probabilidad de que el feto pueda estar enfermo o tenga daños graves y sin vuelta atrás.

Sin embargo, el porcentaje de personas que accede a abortar es realmente bajo. Según El País, apenas se producen entre 100 y 200 abortos al año. Esto provoca que se incremente la clandestinidad y el turismo a países vecinos con el fin de proceder a esta práctica con menos impedimentos y de manera legal. Las irlandesas viajan al Reino Unido y las polacas hacen lo propio yéndose a países como Austria o Alemania.


Andrea Huguet, Guillem Martín, Nacho Mühlenberg, Elena Olmos

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